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Más allá de los números...hay humanidad.

sábado, mayo 20, 2006

El padre hurtado sufrió mucho; tratemos de mirar cómo estamos actuando.¿Somos consecuentes?

Este es un tema que propuso mi amigo Marcelo Aguilar para tratar en nuestra comunidad marianista " Los sembradores". Espero que les agrade a ustedes también el leer este texto.


Sres.: El texto a continuación, que es un documento periodístico, responde a una inquietud por mi parte de ahondar en la problemática que constantemente hemos ido discutiendo a lo largo de las reuniones de comunidad. Si bien no es un tema nuevo, el espíritu de la discusión en torno a este tema merece cierta profundidad, El texto en sí corresponde a un reportaje de El Mercurio que muestra algunas desavenencias entre el Padre Hurtado, la clase política y aristocrática, y la iglesia católica chilena de la época.


SU INCOMPRENDIDO ROSTRO POLÍTICO

El libro que incendió 1941
Algunas actitudes del sacerdote (Hurtado) eran miradas con recelo por los conservadores: a diferencia de lo que pensaban ellos, para el padre Hurtado -igual que para la Falange- era urgente la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia. Porque aunque se dice que él no se planteaba las cosas en términos políticos, el sacerdote consideraba que los conservadores defendían sólo loS intereses patronales, se reclutaban entre las personas de mayor riqueza y posición y concentraban su empeño sólo en destruir a la Falange.
Por ello es que en esos tiempos de tirantez entre los católicos, cayó como balde de agua fría el libro que Hurtado publicó en 1941: "¿Es Chile un país católico?". En él, el religioso (herido por la distancia entre ricos y pobres y por la frialdad con que las clases acomodadas chilenas observaban el problema social) realizó un crudo y provocador análisis de la forma en que se vivía el catolicismo en Chile. La publicación de Hurtado (que causó revuelo por distar bastante del tono más bien convencional de tratar el catolicismo en Chile) no sólo molestó a los conservadores, si no que, a su vez, a los sectores más tradicionalistas de la Iglesia.
Tal como consigna en su libro otro de los biógrafos del padre Hurtado, Alejandro Magnet, un distinguido sacerdote de fa época, monseñor Miguel Alvear Fritz, se ocupó de criticar el texto del jesuita a través de "El Diario Ilustrado". "En general es poco apto para formar el criterio de la juventud que el autor desea conquistar para el apostolado", dijo firmando con las letras finales de cada palabra de su nombre, L.R.Z.
Problemas con la propia Iglesia
Pero las dificultades recién comenzaban para Alberto Hurtado. En 1941, el obispo Augusto Salinas, quien había sido compañero suyo en Derecho de la Universidad Católica, lo nombró Asesor de la Acción Católica de Jóvenes, formada principalmente por muchachos que apenas pasaban los 20 años. La vehemente y comprometida labor del sacerdote jesuita, quien recorrió todo el país creando nuevos centros católicos y reclutando nuevos discípulos, hizo que creciera ostensiblemente la preponderancia de la Acción Católica de Jóvenes: si cuando entró el padre Hurtado había 1.500, ya a mediados de 1944 los inscritos llegaban a los 12 mil.
"Para que el cristiano pueda cumplir su misión regeneradora tiene que tomar una posición heroica, salir de su concepción burguesa, que es la antítesis de la primera; en otros términos, tiene que tomar al pie de la letra las enseñanzas totalitarias de Cristo", decía en esos años. Pero la pugna entre el Partido Conservador y los de la Falange hizo insostenible la labor de Hurtado. Por un lado, los obispos chilenos no querían que ningún dirigente político -ni conservador ni falangista- participara de la Acción Católica de Jóvenes. El padre Hurtado no estaba de acuerdo: consideraba que era limitarse de manera innecesaria y que esta medida sería peligrosa dada la carencia de líderes en Chile. Por otro lado, el Partido Conservador ­que lo acusaba además de ser amigo de falangistas- lo presionaba por plegar a los jóvenes a sus filas, lo que fue inclaudicablemente resistido por Hurtado.
"En un pals como Chile, en que la polftica de partidos es, en el fondo, religiosa o antirreligiosa, no puede hablarse de prescindencia de la Iglesia", le escribía al jesuita el presidente conservador Carlos Aldunate, quien sospechaba que Hurtado estaba trabajando para la Falange. A las acusaciones de injerencia en política y de ideas avanzadas en materia social, se unía la ruptura de una amistad de 25 años con el obispo Salinas. Este, entre otras cosas, consideraba que Hurtado tenía una idea muy amplia de la obediencia jerárquica al interior de la Iglesia y un concepto bastante poco favorable del Episcopado. Esto, que denotaba una gran distancia en las concepciones del cristianismo, hizo que Hurtado renunciara el10 de noviembre de 1944.

Y se formó la Asich


Pocas semanas antes de renunciar a la Acción Católica de Jóvenes -hecho que adquirió un dramatismo misterioso para el religioso, según señala en su libro Magnet-, el padre había fundado oficialmente el Hogar de Cristo y a él se dedicó durante los siguientes tres años. Sin embargo, había un problema que no salía de la cabeza de Hurtado: se daba cuenta de que el mensaje de Cristo no llegaría al mundo obrero mientras no se instalara en el mundo sindical la Doctrina Social de la Iglesia. Hurtado se percataba de que los obreros tenían gran desconfianza en los católicos, ya que los únicos que se preocupaban de sus problemas eran el Partido Comunista y el Partido Soclalista (los primeros controlaban el 80% de los sindicados, y los segundos, el 20%). En esa situación -que consideraba preocupante-, el padre Hurtado no exculpaba ni a los patrones, ni a los católicos ni a la propia Iglesia.
Por eso el 13 de junio de 1947 constituyó la Acción Sindical Chilena (Asich). Se trataba de un grupo parasindical que se declaraba ajeno a la política y que pretendía -a través de escuelas para los dirigentes- hacer realidad la redención del proletariado de acuerdo con las normas de las encíclicas sociales romanas. Sin embargo, el padre Hurtado necesitaba la aprobación pontificia para su proyecto social, por lo que el 18 de octubre de 1947 fue recibido por el Sumo Pontltice en una audiencia privada individual en el Vaticano -muy inusual para un sacerdote que no tenia jerarquía en la Iglesia-, donde el sacerdote le planteó la urgencia de penetrar con el mensaje evangélico al sindicalismo en Chile. Tras la cita, en que el Papa le dio el vamos a la Asich, comenzó otro periodo de dura incomprensión para Alberto Hurtado. Hubo quienes lo acusaron de pro comunista por defender una oportunidad para el sindicalismo obrero en Chile ("el cura rojo", lo llamaban en "El Diario Ilustrado", de propiedad de la Iglesia).
A esto se sumaba que, si bien el jesuita creía que el comunismo era un peligro, era contrario a combatirlo a través de elementos poco democráticos como la Ley de Defensa de la Democracia de 1938. De acuerdo a Thayer, sin embargo, el sacerdote también recibió ataques desde otros sectores: los marxistas, los izquierdistas no marxistas y hasta los cristianos prosocialistas desconfiaban de Hurtado. Y no sólo porque el cura quisiera introducir el catolicismo en las clases obrera de Chile, sino además por tener origen en una familia aristócrata vasca y por su pasado en el Partido Conservador. Ahí donde trabajaba cuando sufrió una herida en su cabeza tras la marcha de 1920.

Cometario de Marcelo:

Yo creo que Chile jamás ha sido un país cristiano. Pareciera haber más coherencia con el cristianismo en estados comunistas como Cuba o China. La religión no tiene nada que ver con la política, el cristianismo es trascendente a toda la humanidad, a toda ideología política, económica o lo que sea, pero parece obvio que el neoliberalismo extremo en el cual vive Chile, que ha convertido a este país en una nación consumista donde reina el marketing, aleja a nuestro país de ser cristiano, mucho más de lo que haría el socialismo.




Espero sus comentarios.
Rodrigo Andrés Bastias Castillo.
Estudiante de Matematica, PUC Chile.

2 comentarios:

  1. Todos estamos de acuerdo en los problemas que debió enfrentar la labor social del Padre Hurtado, y los que debemos enfrentar los cristianos de hoy en día. Pero de ahí a que tu amigo haya concluído que hay más coherencia con el cristianismo en Cuba o China...me parece dudoso. En dichos países el atropello a los derechos humanos es aterrador, son sociedades en que el Estado ha suplantado a Dios y la justicia social que pretende buscar es aparente, vacía de futuro, incapaz de generar desarrollo. Tampoco defiendo a ciegas el neoliberalismo, pero es el 'mal menor' como dicen por ahí, y es nuestro deber buscar la forma de adaptarlo a las necesidades sociales, humanizando sus objetivos, y aprovechando cristianamente sus beneficios.

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  2. Anónimo2:00 p. m.

    Poco a poco he ido conociendo mas y mas la vida y obras del padre Luis Alberto Hurtado y siempre voy quedando "corto" en mi necesidad de conocerlo aún mas a fondo.
    El padre Alberto no solo casó a mis suegros, sino además fue profesor directo de mi suegro quien me contó varias anegdotas de forma directa en donde se aprecian su sentido del humor, tendencias politicas y sociales, su inteligencia y su gran sencillez.
    Hoy recibo kinesiterapia de Luis Albeló, un muchacho cubano que me ha enseñado mucho de ese país y me ha "reorientado" en mi equivocada informacion al respecto y aunque me declaro como una persona con muy poco sentido politico, igual siempre es de mi interés recibir información de distintas fuentes y no cerrarme a creer en lo que me conviene o deseo tozudamente creer.
    Si algien me puede hacer llegar mas información del padre Alberto Hurtado (que sea desconocida)le seré infinitamente agradecido.
    Roldano Solari Ratto.
    roldano@terra.cl

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Gracias por comentar, gracias por su educación.